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El "Nuevo Paradigma" del Rol del Líder

equipos liderazgo Mar 20, 2021

No les pago para pensar, les pago para trabajar" es una frase que, desafortunadamente, se escuchaba demasiado seguido en muchas organizaciones hasta hace poco tiempo.

El entendimiento implícito era que el jefe pensaba y los subordinados ejecutaban lo que se les ordenaba.

Por supuesto, ese "acuerdo" suponía que el jefe tenía todos los elementos necesarios como para pensar y tomar la mejor decisión, lo cual requiere la instalación de mecanismos de reporte ascendente, que vayan recopilando toda la información necesaria para decidir de forma informada y acertada.

Requería, además, que cada jefe tuviera un "ámbito de control" que le permitiera verificar personalmente la calidad y cantidad del trabajo de cada uno de sus subordinados.

Por ello, durante muchos años hubo esfuerzos por calcular, de la forma más científica posible, cuál era el ámbito de control o la cantidad óptima de subordinados que debía tener un jefe.

Un ámbito de control más pequeño implicaba, automáticamente, mayor cantidad de niveles organizacionales, dificultando y retardando el flujo de información y la toma de decisiones de calidad y uno más amplio generaba un riesgo de sobrecargar a los jefes y que realizaran una supervisión "poco óptima".

De más está decir que lograr el "equilibrio perfecto" en este escenario era una tarea titánica y, con los desarrollos de la tecnología, el cambio desde trabajos más manuales a trabajos más intelectuales y la distribución geográfica de las personas (incluso antes de la pandemia) se ha hecho tan difícil que algunas compañías parecen, simplemente, haberse dado por vencidas.

Hoy en día, es común ver estructuras organizacionales con jefes que tienen bastantes más subordinados de los que es "razonable" supervisar cercanamente, especialmente si están al otro lado de la ciudad, en otro país o al otro lado del mundo.

Por ello, empieza a ser más común escuchar la frase "no solo les pago para trabajar, también les pago para pensar", reflejando el "nuevo paradigma" de empoderamiento necesario para enfrentar la realidad de forma exitosa.

Es en estas circunstancias donde un observador crítico podría preguntarse, "si antes los jefes pensaban y los subordinados ejecutaban y ahora los subordinados piensan y ejecutan, ¿cuál es el rol del jefe?". Incluso, los más radicales y cuasi-anárquicos pueden preguntar "¿necesitamos, realmente, jefes?"

Por supuesto, los más conciliadores y elocuentes pueden tratar de convencernos acerca de la diferencia entre jefes y líderes (entre "management" y "leadership"), atribuyendo a los jefes todas las prácticas negativas (autocráticos, castigadores, insensibles, etc.) y a los líderes solo las positivas (participativos, empoderadores, liderando a través del coaching, etc.)

Pero eso no resuelve la naturaleza del problema, sino solo le pone un revestimiento más atractivo. Como se suele decir, no es más que "vino añejo en botellas nuevas".

La gran pregunta que nos tenemos que hacer es cómo nos aseguramos de que las personas que tomen las decisiones sean quienes mejor conocen el problema de cerca y tienen toda la información necesaria y autoridad para tomarlas oportunamente.

La respuesta correcta, obviamente, no suele ser alguien que está a muchos kilómetros de distancia y varios niveles organizacionales más arriba.